Thursday, April 12, 2018

El llanto que me hizo volver a nacer

Hace años no lloraba de esa manera, había lagrimeado por una escena en una película de drama, por escuchar historias de terror en la Mega (emisora), por algún recuerdo triste o porque estaba estresado. Pero el llanto que salió de mi este sábado pasado me hizo sentir como si hubiera vuelto a ser un chiquillo de 10 años. La última vez que había llorado tanto fue cuando terminé con Camila (mi última novia) hace 2 años y medio, le lloré de frente, quería que volviera conmigo y me sentía horrible por haber perdido todo ese tiempo con ella nada más para terminar sufriendo –uno en el momento no sabe que esas experiencias valen oro–.

Esa experiencia la afronté solo, los primeros días de sufrimiento los pasé en silencio. Días después llego mi mamá a casa y pude hablar con ella, contarle todo lo que sentía para que, ella con su basta experiencia de madre, me aconsejara y me hiciera sentir mejor. Sin embargo, no lloré con ella porque me sentiría raro y no lloré con mi abuela porque, de un tiempo para acá, le demuestro muy poco lo sensible que soy, debido a lo hiriente que ha llegado a ser conmigo respecto a mi vida y a mis gustos.

Pero, este sábado fui escuchado, comprendido y amado. La razón principal del llanto fue que se me desordenó la vida, yo venía con todo al pie de la letra, cómo yo lo quería, cómo debía ser según lo que yo deseo para mí. Sin embargo, esa noche, después de unos tragos, unas risas, una que otra situacion estresante, ya estaba cogido. Ya no era Daniel, el fuerte, al que nada le importa, el que puede con todo. Era solamente Daniel, el sensible, era esa parte de mí que trato de ocultar porque si se conoce, se aprovecharían de mí. Le llore a 2 personas, a Mariana y al Coste, uno de mis amigos del alma; no tengo ni idea de porque le lloré a Mariana, yo no quería eso, pero mientras conversábamos, sentía que la voz se me iba y que los ojos se me aguaban.

No me gusta demostrarle a la gente que soy débil, ni siquiera a mis amigos cercanos, ellos son los que más fuerte me consideran. Ahora mucho menos quería que Mariana me viera así, pero se me fue, desde que empecé a hablar con ella (le reprochaba algo que me tenía estresado sobre ella) iba sintiendo que me estaba poniendo débil y vulnerable. Llegó un punto en el que no aguanté más, rompí en llanto, no recuerdo si la abracé justo cuando empecé a llorar o unos segundos después; apenas inició mi llanto, no pude terminar, hable con ella, me desahogué, me iba sintiendo mejor, hasta que mi personalidad fastidiosa salió a floté, se enojó conmigo y se fue de la habitación. De ahí me quedé pensando lo mucho que la había cagado, pero ya estaba hecho, también me di cuenta que era ella la que me había desordenado la vida y que debía acabar con eso que nos unía.

Creí que una vez más debería afrontar un problema solo, la dejaría y sufriría en silencio, hasta que el Coste entró a la pieza, solamente fue cruzar el marco de la puerta para yo llorar como un pelaito de nuevo. Le dije: "Coste, la odio. La odio porque la quiero. Ella fue la que me quitó el control que tenía sobre mí vida". Me preguntó que si dejaría que eso me afectara, que si la quería, que si la iba a dejar, que si valía la pena... En realidad, jugó psicología inversa comigo, me dijo que el amor era una mierda, que no me volviera a enamorar, que sería la última vez que sufriría, me dijo todo eso sabiendo que yo le respondería lo contrario: "nea, sí vale la pena, quiero llorar, porque así se que estoy vivo, me gusta sufrir por ella porque así se que me importa como nadie me importa, volveré a llorar mil veces más, porque el amor es lo mejor". Lo vi, nos paramos, salimos y me dio un abrazo; no fue un abrazo fuerte, pero lo sentí en el alma, me hizo sentir muy bien, había vuelto a empezar, había vuelto a nacer después de ese desastre que se había apoderado de mí. De ahí vi a Mariana, sentí la misma emoción que siento cada que la veo y me dirigí a dónde ella estaba acostada.




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