Thursday, April 19, 2018

No es fácil, pero no me gusta lo fácil

Haber empezado a hacer ejercicio fue una de las mejores decisiones que he tomado. Puede sonar egocéntrico o muy superficial; sin embargo, detrás de la vida 'fit' hay mucho más que sólo un físico bonito, aunque éste sea el resultado más evidente para los demás. En este estilo de vida hay sacrificio, fuerza mental, tristeza, decepción, aprendizaje y mucha lucha, lucha contigo mismo, con los demás, con las mancuernas, barras, discos y ejercicios.

Yo empecé esto porque me sobraba la energía, había dejado el fútbol porque no quería seguir en el representativo de la universidad, (ahí me di cuenta que en la UPB si hay gente muy creída) y soy amante de los deportes. Entonces, empecé a hacer ejercicios en casa con una aplicación en el celular, terminaba sudando de la manera más asquerosa posible, debido a que estaba encerrado. Tiempo después, decidí ir con un amigo al gimnasio libre del estadio, yo solamente lo seguía en lo que él hacía. Sin embargo, llegó el punto en que James (cómo le decimos) dejaba de ir días seguidos y yo aún estaba muy motivado, así que, me volví independiente y hacía ejercicio por mi cuenta, sin compañía. Sabía que debía hacer torso y pierna, un día iba y hacia barras, fondos y lagartijas, al otro sentadillas, zancadas y avanzadas, todo esto con mi peso corporal.

Hasta ahí, todo normal, chévere, lo disfrutaba (nada del otro mundo) me servía de distracción. El verdadero cambio fue el día en que puse 2 discos de 25 libras a cada lado de la barra, me acosté en la banca para hacer pecho, saqué la barra, hice 7 repeticiones y la octava me hubiera matado si no era por James que estaba allí para salvarme. Ese día supe que lo mío era levantar peso que pusiera en peligro mi vida. Desde entonces, llego al gimnasio, a duras penas caliento, me activo haciendo ejercicios básicos, posteriormente levanto los kilos, como me gusta decir. Sentadilla, peso muerto, remo, banca, todos estos por encima de 200 libras hasta las 350, me gusta que pese porque sé que no cualquiera es capaz con todo eso.

Pero hablar de ejercicios, peso, rutinas y de lo que pasa en las 2 horas al día que estás en ese recinto es muy sencillo. Lo realmente complicado es lo que sucede en las 22 horas restantes, dormir lo suficiente, comer bastante para que el músculo crezca, encontrar el tiempo para ir al gimnasio, además de tener ganas de ir (hay días que vas con más compromiso que moral), dejar de lado cosas divertidas para conseguir tu objetivo. Aunque, en realidad, todo eso es soportable cuando estás viendo resultados: ganas peso, te ves más grande, levantas más kilos en cada ejercicio... De esa manera uno siente que vale la pena. Lo peor que te puede pasar o, que al menos, me pasa a mí es cuando te dicen: "Daniel, te veo igual", "estás estancado", o cuando tú mismo te ves y te sientes delgado, se vuelve peor cuando no te sientes delgado, sino que realmente perdiste peso, también están los días en que levantas menos peso, te sientes débil y... Duele.

Duele porque no estás yendo al gimnasio a divertirte, es aburrido muchas veces, es rutinario. No es fútbol, baloncesto, rumba o pilates, deportes en los que te diviertas mientras los haces. Esto es 'bodybuilding' (hacer ejercicio para verte grande y musculoso) y ''powerlifting' (levantar al mayor peso que puedas, es decir, ser muy fuerte), básicamente es levantar peso repetidas veces, nada del otro mundo. Por eso duele, porque es tu tiempo, dedicación, horas de leer sobre ejercicios, rutinas, alimentación para, al final, seguir igual. El gimnasio no es ir para automáticamente ponerte bueno y fuerte, debes luchar, ser constante, disciplinado, dejar otras cosas que te gustan de lado, es ir a pesar del cansancio del trabajo o del estudio, es ir tarde en la noche o temprano en la mañana (o ambas).

Ir al gimnasio no es para cualquiera, es para valientes. Y yo voy porque me gusta saber que no cualquiera puede sostener este tipo de vida.






Thursday, April 12, 2018

El llanto que me hizo volver a nacer

Hace años no lloraba de esa manera, había lagrimeado por una escena en una película de drama, por escuchar historias de terror en la Mega (emisora), por algún recuerdo triste o porque estaba estresado. Pero el llanto que salió de mi este sábado pasado me hizo sentir como si hubiera vuelto a ser un chiquillo de 10 años. La última vez que había llorado tanto fue cuando terminé con Camila (mi última novia) hace 2 años y medio, le lloré de frente, quería que volviera conmigo y me sentía horrible por haber perdido todo ese tiempo con ella nada más para terminar sufriendo –uno en el momento no sabe que esas experiencias valen oro–.

Esa experiencia la afronté solo, los primeros días de sufrimiento los pasé en silencio. Días después llego mi mamá a casa y pude hablar con ella, contarle todo lo que sentía para que, ella con su basta experiencia de madre, me aconsejara y me hiciera sentir mejor. Sin embargo, no lloré con ella porque me sentiría raro y no lloré con mi abuela porque, de un tiempo para acá, le demuestro muy poco lo sensible que soy, debido a lo hiriente que ha llegado a ser conmigo respecto a mi vida y a mis gustos.

Pero, este sábado fui escuchado, comprendido y amado. La razón principal del llanto fue que se me desordenó la vida, yo venía con todo al pie de la letra, cómo yo lo quería, cómo debía ser según lo que yo deseo para mí. Sin embargo, esa noche, después de unos tragos, unas risas, una que otra situacion estresante, ya estaba cogido. Ya no era Daniel, el fuerte, al que nada le importa, el que puede con todo. Era solamente Daniel, el sensible, era esa parte de mí que trato de ocultar porque si se conoce, se aprovecharían de mí. Le llore a 2 personas, a Mariana y al Coste, uno de mis amigos del alma; no tengo ni idea de porque le lloré a Mariana, yo no quería eso, pero mientras conversábamos, sentía que la voz se me iba y que los ojos se me aguaban.

No me gusta demostrarle a la gente que soy débil, ni siquiera a mis amigos cercanos, ellos son los que más fuerte me consideran. Ahora mucho menos quería que Mariana me viera así, pero se me fue, desde que empecé a hablar con ella (le reprochaba algo que me tenía estresado sobre ella) iba sintiendo que me estaba poniendo débil y vulnerable. Llegó un punto en el que no aguanté más, rompí en llanto, no recuerdo si la abracé justo cuando empecé a llorar o unos segundos después; apenas inició mi llanto, no pude terminar, hable con ella, me desahogué, me iba sintiendo mejor, hasta que mi personalidad fastidiosa salió a floté, se enojó conmigo y se fue de la habitación. De ahí me quedé pensando lo mucho que la había cagado, pero ya estaba hecho, también me di cuenta que era ella la que me había desordenado la vida y que debía acabar con eso que nos unía.

Creí que una vez más debería afrontar un problema solo, la dejaría y sufriría en silencio, hasta que el Coste entró a la pieza, solamente fue cruzar el marco de la puerta para yo llorar como un pelaito de nuevo. Le dije: "Coste, la odio. La odio porque la quiero. Ella fue la que me quitó el control que tenía sobre mí vida". Me preguntó que si dejaría que eso me afectara, que si la quería, que si la iba a dejar, que si valía la pena... En realidad, jugó psicología inversa comigo, me dijo que el amor era una mierda, que no me volviera a enamorar, que sería la última vez que sufriría, me dijo todo eso sabiendo que yo le respondería lo contrario: "nea, sí vale la pena, quiero llorar, porque así se que estoy vivo, me gusta sufrir por ella porque así se que me importa como nadie me importa, volveré a llorar mil veces más, porque el amor es lo mejor". Lo vi, nos paramos, salimos y me dio un abrazo; no fue un abrazo fuerte, pero lo sentí en el alma, me hizo sentir muy bien, había vuelto a empezar, había vuelto a nacer después de ese desastre que se había apoderado de mí. De ahí vi a Mariana, sentí la misma emoción que siento cada que la veo y me dirigí a dónde ella estaba acostada.




Thursday, April 5, 2018

Hasta los perros se enamoran

Es un titulo muy gracioso, es de una canción (de reggaeton, no me critiquen), pero teniendo en cuenta que la semana pasada me di cuenta mediante una encuesta que hice en instagram que la gente me considera "perro", no esta de más el título. Estaba, últimamente, en un punto en que sentía que ya no lograría enamorarme, habia conocido muchas mujeres y tenido citas con ellas (entre otras cosas) y, lastimosamente, ninguna había logrado cautivarme de una manera que yo dijera: "uffff, esto es amor". Llegaba al capricho a querer estar con alguna de vez en cuando, sentía que me gustaba, pero no era ningún sentimiento del otro mundo.

Sentía que me había vuelto muy exigente, todas las mujeres tenian su pero: "muy inmadura, muy fea, no va al gym, muy bajita, habla feo..." Entre otras mil razones para no estar con ellas. Y si alguien lograba como pasar esa barrera del gusto, eran muy miedosas (Paola y Aleja, por ejemplo). Me llegué incluso a crear un prototipo de mujer, básicamente debía estudiar, hacer deporte, ir al gym, leer, juiciosa, que no tuviera vicios que me fastidien, entre otros detalles. Paola los cumplía todos, pero faltó el más importante: a la hora de hablar, no me sentía enamorado; yo soy, medianamente, buen conversador, por ello siempre había de que hablar, sin embargo, no había magia en las conversaciones. Nunca podré explicar lo que pasó con Alejandra, pero me dijo que tenía mucho miedo y eso a mí no me gusta, desde entonces metí en mi lista que no podian ser miedosas.

Les contaba a mis amigos que el amor ya no era para mí, que me había vuelto muy independiente y tenía expectativas muy altas que las mujeres no lograrían cumplir. Ahora viene el giro del cuento, llegó de la nada, de un entrenamiento de fútbol, a dónde sólo voy a ser yo por un rato; no fue de Tinder, no fue en el gimnasio, no es amiga de un conocido, no me escribió diciendo que quería conocerme, sólo salió de la nada. Y lo más interesante, va al gym, hace deporte, pero tambíen hay cosas que nos diferencian mucho, mejor dicho, tiene la mitad de las cosas que me encantan y la mitad de las cosas que no soporto, y según mis amigos, es linda, pero quieren una mujer más hermosa para mí. Lo chistoso es que no me importa y se los digo y les cuento de ella de una manera que me terminan diciendo: "Dani, te creo. Estoy feliz por ti". Ella me saca la rabia, me saca sonrisas, hace que el resto de mujeres no se vean tan lindas, hace que quiera estar con ella todo el tiempo, a pesar de que me gusta estar solo, ella me dio donde era... En el corazón. Y la lista que tenía... No sirvió para nada.